Educación / Del papel glacé a la computadora
El jardín: juego de niños, obsesión paterna
Para los padres se volvió un espacio clave en la formación de sus hijos y eligen meticulosamente a cuál enviarlos; el idioma, fundamental
El tema se cuela, indefectiblemente, en cualquier charla de madres con niños menores de 5 años. Y es que ahora la elección del jardín de infantes pasó de ser "el que queda más cerca de casa" a uno que tenga un programa educativo completo, que incluya la enseñanza de idiomas, especialización en artes o música y un marcado interés por el cuidado del medio ambiente.
Los años de jardín -hoy formalmente llamados "educación inicial"- se han convertido en una instancia clave de la formación de un niño. Algunos incluyen materias como filosofía, muchos tienen doble escolaridad y casi todos ofrecen inglés y brindan la oportunidad del primer contacto con la tecnología, algo que los padres consideran indispensable. Ya no alcanza con el papel glacé y la brillantina.
La preocupación por el jardín al que irán los hijos los primeros años de vida está cada vez más presente en los padres, que pretenden encontrar un lugar en el que el niño no sólo juegue y socialice con sus pares, sino que además pueda desarrollar todo su potencial. Antes de los 6 años. Es una obsesión que antes no existía o, al menos, no llegaba hasta que el niño ingresaba en la escuela primaria. A tal punto hay hoy una demanda y oferta tan compleja que algunos jardines cuestan tanto o más que una cuota universitaria.
Según Alejandra Scialabba, licenciada en Ciencias de la Educación y directora de Diéresis Consultora, que brinda asesoramiento a familias para la búsqueda del colegio adecuado, los últimos años ha cobrado suma importancia todo lo relacionado a la primera infancia. "Es un tema muy en boga. Hoy se reconocen los primeros años de vida como realmente importantes en el desarrollo de una persona. Esto los padres lo toman y se preocupan más que antes por el jardín adonde irán sus hijos. De hecho, hay colegios muy buenos pero con jardines con propuestas no tan novedosas y entonces no los quieren. Prefieren mandarlos a un jardín con un proyecto innovador y ver más adelante qué hacen con la primaria", explicó Scialabba.
Eleonora Mascarucci, docente y directora pedagógica de Puerto Crianza, un espacio de aprendizaje para la primera infancia -desde 45 días hasta 4 años-, ubicado en Puerto Madero, amplía. "Hoy los papás se muestran inquietos por saber qué va a aprender el niño en el jardín. Ahora existe otra valoración de esta etapa porque las investigaciones en neurociencias demostraron que el cerebro en los primeros años de vida es mucho más elástico y el niño tiene un potencial enorme para incorporar conocimientos."
Mascarucci afirma que la información con la que hoy cuentan los padres es mucho más amplia que la que tenían años atrás. Y entonces piden que se estimule a sus hijos desde muy temprano. "Una vez que se aseguran que están contenidos, cuidados y en un entorno seguro, los padres quieren que sus hijos reciban una estimulación adecuada para su edad, que no estén todo el tiempo en la cuna o sentados. A un bebe y a un niño hay que ofrecerles desafíos, despertarles la curiosidad."
En los últimos años se pusieron de moda los jardines con un abordaje pedagógico constructivista, en el que el individuo construye el conocimiento teniendo como base los saberes provenientes de afuera y los marcos de referencia con los que cuenta su mente. No son saberes dados, sino aprendidos mediante la experiencia y el razonamiento.
Jacarandá, El jardín de la Esquina, La Escuelita y Risas de la Tierra, entre otros, se encuadran dentro de este tipo de aprendizaje. Pero aunque existe una clara preferencia por los jardines que tienen una propuesta innovadora, muchos padres se inclinan por un proyecto más tradicional en la primaria. "En el jardín se busca la estimulación, lo lúdico, lo creativo. Pero en general, para primaria buscan un proyecto más tradicional y los cambian de colegio. Muchas de estas escuelas no tienen un nivel tan alto en inglés, y eso los padres no lo negocian", dijo Scialabba.
Mariana Sosa es mamá de dos niños, de 7 y de casi 2 años. El más grande fue al Jacarandá hasta sala de 4 inclusive, y el más pequeño asiste allí. Pero en preescolar, decidió que el mayor fuera a un colegio con una propuesta educativa que encuadra dentro de la enseñanza convencional.
"Otra madre que evalúa cambiar a su hijo una vez que termina la etapa de educación inicial es Laura Márquez, que lleva desde sala de 2 años a su hijo, que este año cumplirá 6, a La escuelita, en Colegiales.
"Yo en el jardín busqué una contención desde lo humano. En La Escuelita a las pocas semanas sabían quién era cada chico. Es un colegio donde propician el entendimiento hablando, que el chico comprenda cuáles son las consecuencias de cada acción. Además, me interesaba que tuviera una orientación en arte. A las salas no se las llama salas, sino talleres."
Pero a pesar de que Márquez está feliz con el jardín, no sabe si su hijo estará allí el año próximo. "Estoy evaluándolo", reconoció.
Primeros pasos
- Origen : el primer instituto de educación preescolar fue fundado en 1816 en Escocia, por el pedagogo Robert Owen. Pero se le debe el nombre Kindergarden al pedagogo alemán Friedrich Fröbel. El concepto pronto se propagó por toda Europa.
- Masividad : los jardines de infantes se multiplicaron después de la Seguenda Guerra Mundial en Estados Unidos, cuando las mujeres salieron a trabajar y debían contar con lugares en donde dejar unas horas a sus hijos. En un principio contaban con personal sin perfil académico. La atención de los niños estaba dirigida a fomentar ideas sobre la buena alimentación e higiene personal y la conquista de los niveles pedagógicos no era un objetivo a alcanzar.
- Sistema : en la Argentina la educación inicial empieza a los 45 días y se extiende hasta el preescolar, que es el único nivel obligatorio para el sistema educativo nacional. Sin embargo, se está estudiando la posibilidad de ampliar la obligatoriedad para la sala de 4 años.
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